La polémica de los transgénicos y la carta de los Nobel a Greenpeace (parte 1)

Hace algunas semanas, quizá meses, pasé mucho tiempo discutiendo con gente sobre la carta a los líderes de Greenpeace, las Naciones Unidas y gobiernos del mundo que firmaban más de 100 premios Nobel instando a estos organismos a apoyar los organismos genéticamente modificados como la única vía para terminar con el hambre mundial. Como buena opinóloga de Internet, voy a exponer aquí (en dos entregas porque me ha quedado salvajemente largo) lo que pienso sobre los transgénicos en general y sobre esta carta en particular.

Para empezar, unas consideraciones sobre la carta

En primer lugar, está el nombre de la web: “Support precision agriculture”. Es una forma eufemística de referirse a los transgénicos y además incorrecta, pues la “agricultura de precisión” nada tiene que ver con los organismos genéticamente modificados. Este tipo de agricultura (Wikipedia) se basa en la observación, medida de distintas variables en los campos utilizando imágenes aéreas, de satélite y sistemas de información geográfica. Básicamente se trata de optimizar al máximo la toma de decisiones sobre los tratamientos agronómicos a aplicar observando los campos con un nivel de detalle nunca visto antes. ¿Tiene esto algo que ver con transgénicos? NO. ¿Por qué tiene esta web este nombre? Ni idea pero, para mí, supone una bajada de credibilidad instantánea.

Lo segundo que me llama la atención sobre esta noticia es que todo el mundo acepte ciegamente las razones de 121 personas, simplemente porque son Nobeles. No soy muy amiga de los argumentos de autoridad. Además, estamos ante una lista compuesta por médicos, químicos, físicos y economistas. Aún no hay nobeles de ciencias medioambientales o de ecología, que a mi juicio mucho tendrían que decir sobre la introducción de transgénicos en el ecosistema.

agricultura convencional

Argumentos a favor

Generalmente, los argumentos que se esgrimen a favor de los transgénicos son los siguientes:

  1. Son inocuos para la salud.
  2. Son más productivos.
  3. Son mejores para el medio ambiente, pues se reduce el uso de pesticidas al ser variedades resistentes a plagas y enfermedades (como las Bt).
  4. Son la única manera de acabar con el hambre y los déficits nutricionales del tercer mundo (arroz dorado y déficit de vitamina A).
  5. Son más rentables para los productores.

Qué dice la ciencia biológica y agronómica

Respecto a los riesgos para la salud humana, existen bastantes estudios garantizando su inocuidad (revisión bibliográfica bastante reciente) e incluso afirmando la existencia de un “consenso científico” en torno a este tema. Sin embargo, también abundan los estudios cuestionando este hecho y que documentan que muchos grupos de investigación se encuentran financiados y/o influenciados por grupos de presión y empresas pro-transgénicos (estudio, estudio, estudio).

Conviene hacer la siguiente distinción antes de hablar de la productividad y el beneficio para el medio ambiente (argumentos 2 y 3):

  • Agricultura convencional: Sin transgénicos, pero con pesticidas y fertilizantes químicos.
  • Agricultura ecológica (u orgánica): Sin transgénicos, pesticidas ni fertilizantes químicos (se aceptan algunos dependiendo del país y la certificación ecológica).
  • Agricultura genéticamente modificada: Con transgénicos y el paquete asociado de pesticidas y fertilizantes.

La productividad de la agricultura convencional es generalmente superior a la de la agricultura ecológica, entre un 5% y un 34% superior dependiendo del tipo de cultivo, las condiciones ambientales y el manejo (estudio, estudio). Sin embargo, esta diferencia puede verse reducida si se abandona el monocultivo y se aplican sistemas de mezcla y rotación de plantas (estudio). Además, este descenso aparente de productividad suele llevar asociado un aumento de la biodiversidad (estudio), lo que tiene un impacto indudablemente positivo en el ecosistema y la sostenibilidad en el tiempo de la explotación agrícola, pues la biodiversidad es fundamental para procesos como la polinización o el mantenimiento de la estructura y fertilidad del suelo, entre otros (estudio).

Por otro lado, la agricultura con transgénicos eleva la productividad respecto a la convencional de manera indirecta en la medida en que se reducen las pérdidas por plagas o enfermedades. No existe un gen de la productividad que pueda modificarse para que las cosechas aumenten.

Las pérdidas se reducen gracias a las variedades resistentes como las Bt, que generan proteínas Cry propias de la bacteria Bacillus thuringiensis que resultan tóxicas para las larvas de algunas plagas. De esta manera, los transgénicos pueden reducir el uso de algunos pesticidas (estudio, estudio). Estas variedades pueden ser realmente útiles en lugares donde ciertos insectos y enfermedades producen grandes pérdidas (estudio).

Aunque no todos los organismos genéticamente modificados son tolerantes a plagas. Otro gran grupo, los llamados RoundUp Ready, son resistentes al glifosato, un herbicida de amplio espectro. Toleran cantidades mayores de glifosato, así se simplifica la eliminación de malas hierbas. Sin embargo, se han detectado altas cantidades de residuos de glifosato en este tipo de material vegetal (estudio). Además, la selección natural sigue su curso y ya han aparecido malas hierbas y plagas que han desarrollado cierta resistencia al glifosato y a las toxinas de las variedades Bt. Lógicamente, esto ha aumentado las cantidades de pesticida utilizadas y ha favorecido el retorno a otros pesticidas bastante tóxicos como el defoliador 2,4-D (aquí un interesante reportaje del NY Times sobre las promesas rotas de los transgénicos).

biodiversidad

¿Y qué pasa con el medio ambiente?

No cabe duda de que un supuesto descenso en el uso de pesticidas supone menor contaminación. Sin embargo, dado que las variedades tolerantes al glifosato suponen a veces un aumento del uso del mismo, no se puede generalizar cuando se habla de organismos genéticamente modificados, pues la oferta es bastante amplia y no todos tienen las mismas características.

Por otro lado está el tema de la diversidad de cultivos, de la biodiversidad. Muchos tipos de variedades conviviendo son un seguro de vida contra grandes plagas y enfermedades. Si sólo se cultiva un tipo de maíz (o de trigo, colza, soja…), el advenimiento de un determinado virus, bacteria o insecto puede terminar con toda la producción de la zona. Cultivando distintas variedades se minimiza este riesgo, ya que existe mayor cantidad de genes (estudio, estudio).

Además, la huella de carbono de los cultivos genéticamente modificados es superior a los convencionales, ya que el consumo energético durante su desarrollo, distribución y cultivo es mayor (estudio). Dependen en gran medida de los combustibles fósiles.

Por último, el tema de la contaminación genética fuera de los cultivos existe y está insuficientemente estudiado, ya que resulta bastante difícil tener en cuenta todas las especies a las que potencialmente podría transmitirse el gen en la naturaleza (estudio, estudio, estudio).

En resumidas cuentas, aunque probablemente sean inocuos para la salud humana (al menos a medio plazo), no parece que sean la solución para reducir el impacto de la agricultura en el ecosistema. ¿Qué hay de los aspectos económicos, políticos y sociales? La semana que viene subiré la parte 2 de este artículo tratando estas cuestiones, que por hoy ya ha habido bastante bombardeo.

Imágenes:

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